Qué enseña la huelga de las automotrices respecto del cambio climático

Mientras los buenos empleos y los derechos de los trabajadores se consideren complementos opcionales en la lucha contra el cambio climático, estaremos librando una batalla perdida. Como muestra la huelga de United Auto Workers, las nuevas estrategias industriales deben hacer más para proteger y empoderar a las personas trabajadoras que las llevarán acabo.
3 Oct, 2023

NUEVA YORK – La primerísima huelga del sindicato United Auto Workers (UAW) contra las “tres grandes” (General Motors, Ford y Stellantis, propietaria de Chrysler) resalta la necesidad de alinear la acción climática, el crecimiento económico y los derechos de los trabajadores. Las políticas públicas tendientes a aumentar la producción de vehículos eléctricos y sus ventas pueden movilizar la innovación y la inversión del sector privado en modos que beneficien a los trabajadores. Pero para hacer realidad ese potencial hay que reconsiderar el papel del Estado y de los trabajadores como impulsores de cambios económicos positivos a gran escala.

UAW dejó en claro que no se opone a la transición a una economía descarbonizada, pero insiste en que el cambio debe incluir la creación o preservación de empleos de calidad. De esto se desprende que, si la “transición verde” no produce justicia laboral y económica plenas, no tendrá suficiente apoyo político y fracasará al empezar. Y no nos engañemos: sólo el Estado tiene la capacidad de impulsar esta transformación económica y asegurar que mejore las vidas de los trabajadores. He aquí lo que debe hacer.

En primer lugar, el Estado puede y debe hacer más en el sentido de fijar una dirección general para la inversión, la innovación y el crecimiento. Estableciendo objetivos o “misiones” audaces en materia climática, con metas ambiciosas y medibles, el Estado puede movilizar la inversión pública y privada y alentar la innovación multisectorial.

En segundo lugar, los gobiernos pueden poner como condición para el acceso a financiación pública que las empresas receptoras implementen políticas laborales justas, limiten la recompra de acciones, pongan sus operaciones en línea con los objetivos climáticos y reinviertan ganancias en los trabajadores y en investigación y desarrollo. Uno de los modos de hacerlo es resignificar los programas de subsidios ya existentes, usándolos para incentivar a la industria automotriz y a sectores relacionados a llevar adelante una transformación compatible con una transición verde justa. La fijación de condiciones para la recepción de subvenciones públicas, la compra de títulos de deuda o acciones, el otorgamiento de beneficios fiscales y otros incentivos son poderosos recursos para maximizar la creación de valor público.